El 26 de junio de 1570, hace hoy exactamente 450 años, un pequeñín llamado Joan Pau era bautizado en su ciudad natal, Mataró. Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, por eso celebramos la de su bautismo. Muy pronto, dio muestras de un gran talento musical y con el tiempo se revelaría como uno de los compositores españoles más importantes de su época. El implacable paso del tiempo, junto con otras circunstancias, provocó que su obra cayera en el olvido pero, afortunadamente, se está haciendo un gran esfuerzo reivindicativo para otorgarle el lugar que merece en la historia de la música occidental.
Maestro de Capilla, organista y compositor catalán, Joan Pau Pujol (1570-1626) experimenta en los últimos años un creciente interés, considerándosele una de las figuras más destacadas de la escuela polifónica española de finales del Renacimiento y principios del Barroco. Su obra fue redescubierta a principios del siglo XX por Felipe Pedrell y comenzada a editar por uno de sus alumnos, Higinio Anglès. Pero diferentes vicisitudes, como la Guerra Civil Española -durante la que, además, se destruyeron algunas de las piezas-, interrumpieron los trabajos de investigación y recuperación de las composiciones que aún se conservan.
Contexto histórico
Las últimas décadas del siglo XVI en España fueron de profunda crisis a diversos niveles, durante la que los valores humanistas se vieron sometidos al juicio religioso de la Inquisición.
En el ámbito artístico, cualquier producción reflejó este cambio de paradigma e intentó dar respuesta a las incógnitas provocadas por la crisis. Las obras artísticas se vieron imbuidas de una necesidad expresiva desconocida hasta entonces y las décadas que hicieron de puente entre ambos estilos, Renacimiento y Barroco, asumieron su herencia sin por ello dejar de asimilar las nuevas tendencias. El Renacimiento había sido una época de contención, de equilibrio en las formas artísticas. Al contrario, el Barroco -cuyo nombre de origen portugués significa “recargado” y se utilizó despectivamente en un primer momento, en comparación con el estilo anterior-, expandió los límites de la mesura y la proporción.
La música de este período de transición no se vio exenta de la transformación estilística. Al contrario, suele afirmarse que fue quizás la expresión artística que mejor asimiló los nuevos planteamientos estéticos. Es por ello que los musicólogos suelen referirse al estilo de esta época como Manierismo. Se trata de una época de ambigüedad en diversos aspectos, entre los que quizás el más evidente sea la evolución del sistema modal, todavía empleado durante el siglo XVI, al sistema tonal, que terminaría de perfilarse durante los siglos XVII y XVIII.
Los compositores manieristas asumieron la inestabilidad de esta época de cambios profundos y crearon piezas deslumbrantes, llenas de matices y abundantes de inspiración y belleza. Mantuvieron algunos de los elementos determinantes del stilo antico, particularmente en la música eclesiástica, mientras realizaban algunas incorporaciones del stilo nuovo que llegaban principalmente desde la música profana. Fue precisamente en este ambiente de transformación y crisis ética y estética en el que nació y creció Joan Pau Pujol.
Breve biografía

Carecemos de datos precisos sobre los primeros años de vida de Pujol. Hasta hace relativamente poco tiempo, ni siquiera se conocía con seguridad su lugar de nacimiento, que solía asumirse en la provincia de Barcelona. El hallazgo de su partida bautismal arrojó un poco de luz al respecto y actualmente sabemos que fue bautizado el 26 de junio de 1570, en Mataró. Según la costumbre de la época, esta fecha nos lleva a deducir que Pujol pudo haber nacido desde unos pocos días antes hasta el mismo día 26, unas horas antes de la celebración del sacramento.
El documento también nos ha permitido averiguar su nombre completo, Joan Pau, ya que hasta entonces era conocido simplemente como Joan o Juan. Sabemos que su padre, Montserrat-Benet Pujol, era sastre; pero de su madre solamente conocemos el nombre, Rafaela, ya que entonces la costumbre dictaba que las mujeres tomasen el apellido de sus esposos al contraer matrimonio. Joan Pau fue el mayor de los 8 hermanos nacidos de los dos matrimonios de su padre: el primero, con Rafaela, con la que tuvo 3 hijos; el segundo, con Paula, del que nacieron otros 5 hijos.
Al parecer, existen algunos documentos que testimonian cierta relación de la familia con el ámbito musical tanto de Mataró como de Barcelona. Podemos así deducir que Joan Pau habría comenzado su formación musical en su localidad natal, donde había una Capilla de Música permanente. Siendo todavía muy joven accedió al coro de la Catedral de Barcelona, donde era Maestro de Capilla Julià Andreu Vilanova. En Barcelona, Pujol se ordenó clérigo y, gracias a sus cualidades musicales, el 18 de marzo de 1593 fue nombrado Maestro Coadjutor (es decir, ayudante) de Vilanova, con derecho a sucesión. Puesto que el Maestro de Capilla era ya bastante mayor, entre las responsabilidades de Pujol estaba la de hacerse cargo de los escolares de la Catedral.

Entre el 29 de octubre y el 23 de noviembre de ese mismo año de 1593, Pujol cesó voluntariamente de su cargo en la Catedral de Barcelona para ocupar el de Maestro de Capilla en la Catedral Metropolitana y Primada de Tarragona. Se trataba de un puesto de prestigio desde que lo ocupase Melchor de Robledo. Resulta curioso que su siguiente destino fuese Zaragoza, donde Robledo había fallecido nueve años antes y tras haber ejercido como Maestro de Capilla durante más de quince años.
Existen algunas dudas acerca de su predecesor en Tarragona, que pudo ser tanto Rafael Coloma como Baltasar de Ulloa. Lo que sí sabemos con seguridad es que, hasta allí, Pujol se trasladó acompañado de Antoni Bañuls, el mejor escolán del coro de la Catedral de Barcelona. Esta situación provocó un pequeño revuelo sin trascendencia: el Cabildo barcelonés escribió al de Tarragona con la intención de recuperar al joven cantor. Para ello, se redactó una carta en la que se acusaba a Pujol de haber persuadido a Bañuls con el objeto de librarse del trabajo de enseñar a los niños del coro. Además, continúa la misiva, lo necesitaban en Barcelona. La epístola, fechada el 14 de marzo de 1594, no llegó a enviarse.
Apenas un año y medio después de haber asumido el cargo en Tarragona, el 23 de marzo de 1595, Pujol fue nombrado Maestro de Capilla de la Iglesia Santa María del Pilar de Zaragoza, puesto al que accedió por oposición, considerándosele el mejor de los candidatos. Por aquel entonces, la Basílica del Pilar todavía no disfrutaba del rango de catedral, que obtuvo en 1676, cuando Clemente X promulgó la Bula de la Unión y la equiparó a la entonces única catedral de la ciudad, la Seo; en 1948, Pío XII le otorgó el rango de basílica menor. No obstante, el sitio ya gozaba de prestigio nacional e internacional y eran numerosas las personalidades que la visitaban con frecuencia. El cargo de Pujol era, pues, relevante.
En Zaragoza permaneció el período más largo de su vida y desarrolló una labor docente y musical de gran importancia, como demuestran las diversas referencias en fuentes históricas que elogian tanto sus aptitudes como su buen hacer. Diego de Pontac, notable compositor y maestro, fue uno de sus discípulos más destacados de esta época. Y allí hubo de coincidir con Sebastián Aguilera de Heredia (1561-1627), el que fuera organista de la futura catedral desde 1603 y hasta su muerte, y con quien sin lugar a dudas hubo de compartir aprendizaje y experiencia.
Fue también en Zaragoza donde Pujol se ordenó sacerdote. Era una de las condiciones que se le habían impuesto para acceder al cargo de Maestro de Capilla. Desconocemos la fecha exacta de su ordenación pero documentos históricos, como las Actas Capitulares, nos proporcionan dos datos de interés. El primero, el 1 de marzo de 1596, corresponde a un permiso concedido con el objeto de que Pujol se trasladase a Jaca para tomar las órdenes menores. El segundo, el 11 de agosto de 1600, se refiere a la resolución del Cabildo de Zaragoza, por la que “[…] atendiendo sus servicios y buenas partes y [por] tener en la iglesia un tal principal cargo y digno de cualquier honra”, se le cedía el altar del Espíritu Santo para celebrar su primera misa.
Pocos años después de acceder al cargo en Zaragoza, una resolución del Cabildo de la ciudad influyó sin lugar a dudas en el desarrollo de su producción compositiva: el 2 de octubre de 1599 se suprimieron los villancicos y chanzonetas en lengua vernácula de las festividades de Navidad y Reyes. La decisión se justificaba como una “mal introducida costumbre”, ya que “mezclarlas en los oficios divinos es contra uso de la Iglesia Romana”. Esta resolución ha de entenderse en el contexto de la reforma posterior al Concilio de Trento, provocado por la crisis derivada de Reforma Protestante, una de cuyas características era precisamente el empleo de lenguas vernáculas en la liturgia.
A pesar de esta limitación en la actividad creadora de Pujol, que a menudo escribía en aquellas formas, durante su etapa zaragozana compuso piezas de gran calidad y belleza que pudo estrenar en las diversas ocasiones que su cargo le proporcionaba, incluidas las visitas devocionarias al Pilar de magnas personalidades. Entre ellas, la de Felipe III y Margarita de Austria en 1599; la del Cardenal Coloma, hacia 1600; o la de los hijos del Duque de Saboya y la Infanta Doña Isabel, en 1603.
A pesar del enorme aprecio que el Cabildo de Zaragoza tenía por el maestro Pujol y de que sin duda, como se aprecia en las Actas Capitulares, así le hubo de trasladar en numerosas oportunidades, en 1612, a petición del Cabildo de Barcelona, Pujol aceptó el cargo de Maestro de Capilla de la catedral barcelonesa. Allí permanecería hasta su muerte, en 1626.
Fue durante estos últimos años cuando Pujol compuso la mayor parte de su obra, también la más importante. Sin duda, todos los magisterios que ocupó -primero en Tarragona, después en Zaragoza y por último, en Barcelona-, contribuyeron al crecimiento del corpus litúrgico del compositor, como se observa en los libros que se publicaron en la diócesis de Barcelona; una de sus obligaciones como Maestro de Capilla era precisamente la escritura de nuevas piezas para los oficios. Pero fue aquí donde pudo dedicarse a las obras en lenguas vernáculas, tanto religiosas como profanas, que no había podido cultivar durante su etapa zaragozana.
Efectivamente, los años que ostentó el cargo de Maestro de Capilla de la catedral de Barcelona conforman la etapa crucial de su trayectoria como compositor y maestro. Compaginó esta labor con la dirección de la Capilla de Sant Jordi y la asesoría en numerosos trabajos de construcción de órganos. Además, influyó notablemente en la vida musical de la ciudad condal, como demuestran algunos de los documentos históricos conservados, provenientes de varios estamentos religiosos y civiles.
A pesar de la limitación para la difusión que supuso que su obra nunca fuese publicada, algunas de sus composiciones traspasaron las fronteras regionales y muchas se conservaron manuscritas en diferentes cancioneros y documentos de la época. Se han descubierto piezas, en su mayoría profanas o paralitúrgicas, en el Cancionero Casanatense, en el Cancionero de la Casa de Medinaceli, en el Cancionero de Olot, en el de Múnich, en el de Claudio de la Sablonara y en el Cancionero de Onteniente, además de algunos documentos en la Biblioteca Nacional de España. Se sabe también que al menos once de sus obras se conservaban en la biblioteca del rey João IV de Portugal (1604-1656), que se destruyó durante el terremoto de 1755.
En cuanto a la música religiosa, muchos de los manuscritos se conservaron en el archivo musical de la Catedral y de varias iglesias de la ciudad de Barcelona, y posteriormente pasaron a custodiarse en la Biblioteca de Cataluña y en la Biblioteca del Orfeón Catalán.
Joan Pau Pujol falleció en Barcelona, el 17 de mayo de 1626.
Obra
Como todos los compositores de su época, Pujol componía con fines funcionales: la música que escribía tenía una finalidad específica (para celebraciones religiosas concretas, la misa de los domingos, Navidad…) y se interpretaba de inmediato. Todavía no se había desarrollado la conciencia histórica y no se utilizaba música del pasado salvo en casos muy concretos, por lo que prácticamente toda música que se tocaba era nueva.
Así pues, a lo largo de los siglos, y a pesar de que su música fue interpretada durante cierto tiempo después de su muerte por decisión expresa del Cabildo de Barcelona, la obra de Joan Pau Pujol había sido olvidada. Además del paso del tiempo, el hecho de que jamás fuese publicada pudo ser un factor de peso para este abandono.
A principios del siglo XX, Felipe Pedrell redescubrió la figura de Pujol e intuyó su personalidad artística y su importancia para la polifonía religiosa de las primeras décadas del Barroco español. Pero fueron dos alumnos de Pedrell, el francés Henri Collet e Higinio Anglès, quienes profundizaron en la vida y la obra de Pujol. El trabajo de Anglès ha sido especialmente importante en la recuperación de sus obras, ya que fue él quien comenzó a editarlas con el nombre de Opera omnia, labor que se vio interrumpida por diferentes causas, entre ellas la Guerra Civil Española.
Al contrario, Collet, en su obra Le mysticisme musical espagnol au XVIe siècle (1913), en la que realiza una clasificación de la polifonía española en escuelas regionales, valora a los compositores catalanes, particularmente a Pujol, en último lugar de acuerdo a su “misticismo”. No obstante, cien años después estamos en disposición de juzgar la obra del compositor con mayor perspectiva y sin el único condicionante de su profundidad mística.
Desde entonces, son varios los trabajos musicológicos que se han realizado, destacando el estudio de los villancicos llevado a cabo por Mariano Lambea. Sin embargo, no se dispone todavía de una monografía exclusivamente dedicada a su figura, ni de un estudio detallado de su trabajo como compositor y la mayor parte de su obra permanece inédita.
Entre las obras más importantes de Joan Pau Pujol, destacan trece misas polifónicas, numerosos motetes y salmos, nueve pasiones y más de un centenar de villancicos, de los que apenas se conservan 24 y 5 de ellos están incompletos. A pesar de las limitaciones, de las pérdidas accidentales y de la ausencia de partes en algunas piezas, gran parte de su obra ha sobrevivido, lo que es bastante inusual para los compositores de aquella época.
Pujol cultivó también los demás tipos de piezas religiosas imperantes en su época: salmos, himnos, magnificat, motetes, secuencias, antífonas, responsorios, pasiones, letanías, lamentaciones… Compuso muchas piezas no litúrgicas de carácter religioso, entre las que destacan principalmente sus villancicos, una forma musical que solamente existía en la Península Ibérica, aunque apenas nos ha llegado una cuarta parte de su producción. Se trata de canciones polifónicas compuestas para agrupaciones de 3 a 8 voces, que están en su mayoría dedicadas al Santísimo Sacramento, a la festividad de Reyes o a la Navidad. Por su forma poético-musical, son también conocidos como romances sacros.
Su obra profana también fue amplia: madrigales, romances, letrillas, liras, novenas, tonos, folías… Incluso puso música a dos de las canciones que aparecen en El Quijote, de Miguel de Cervantes: el madrigal “Amor cuando yo pienso” (cap. LXVIII, II), cantado por Don Quijote; y el epitafio de Sansón Carrasco, “Yace aquí el hidalgo fuerte” (cap. LXXXIV, II).
Estilo y legado
Pujol vivió a caballo entre el Renacimiento y el Barroco y puede considerarse un músico fronterizo que hace de puente entre ambos estilos. En su música se encuentran elementos tanto de la última etapa renacentista como del primer Barroco. Sus composiciones revelan esa dicotomía estilística, tan característica de esta época de transición, entre la escritura polifónica tradicional (prima pratica) y el lenguaje policoral influenciado por las modernas corrientes italianas (seconda pratica); entre el stile antico y el stilo nuovo, entre el contrapunto imitativo y la policoralidad y los tonos humanos propios del barroco hispánico.
Así comienza la presentación de Joan Paul Pujol que Xabier Etxeberría realizó en el programa radiofónico «Vistes al mar» dedicado a la figura del compositor en 2008.
En efecto, Joan Pau Pujol vivió una época convulsa tanto en el aspecto sociopolítico como en el artístico, pero navegó con gracia las aguas turbulentas que anunciaban un cambio incipiente. Supo mantener el equilibrio entre la herencia de un estilo que llegaba a su fin y las nuevas tendencias que prometían la llegada del siguiente, desarrollando un estilo propio por el que fue ampliamente valorado y reconocido en cada puesto que ocupó. Pujol se granjeó el respeto y el aprecio en todas las catedrales en las que desarrolló su labor como compositor y como maestro, y a pesar de la costumbre de la época de relegar al olvido las obras musicales para sustituirlas rápidamente por otras más novedosas, su música trascendió a su muerte durante un tiempo.
Manejó con acierto la composición sobre cantus firmus, pero también fue un maestro de la polifonía policoral. Su música litúrgica suele presentar un carácter formal y digno, íntimo y recogido, en contraste con algunos de sus contemporáneos, como Tomás Luis de Victoria, y algunos villancicos son severos desde el punto de vista musical. Sin embargo, también supo emplear los recursos emocionales a su alcance y sus piezas policorales muestran un estilo más brillante y ampuloso.
Fue muy hábil en el uso del contrapunto, técnica compleja que necesita de madurez y talento, al tiempo que desplegó sus habilidades en la composición de madrigales, siempre intentando reforzar el texto poético a través de la música. Esta preocupación, característica del nuevo estilo Barroco, testimonia el estilo avanzado de Pujol, que utilizaba recursos retóricos para reforzar el sentido de las palabras.
En cierto sentido fue, pues, un compositor cosmopolita. Este hecho sorprende, teniendo en cuenta lo limitado de la geografía en la que se movió en vida (Barcelona, Tarragona y Zaragoza), pero es posible que en la sede aragonesa, teniendo en cuenta su proximidad a la Corte, hubiera tenido acceso a un repertorio más internacional. Además, Pujol poseía una nutrida biblioteca de la que realizó un inventario muy detallado, por lo que sabemos que poseía obras de los compositores más relevantes de la época. Gracias a esto, pudo haber entrado en contacto con las técnicas compositivas más avanzadas.
Lamentablemente, gran parte de la obra de Pujol se ha perdido para siempre o está desaparecida, lo que significa que en cualquier momento puede ser encontrada y permitir un estudio más exhaustivo de su estilo; con los datos que poseemos hasta el momento, solamente podemos hacer conjeturas. La opinión de aquellos que más han profundizado en sus composiciones es que nos encontramos ante un compositor de gran magnitud, uno de los más importantes del período en España, que probablemente nos deparará algunas sorpresas en el futuro.
Pero es necesario un estudio exhaustivo de la obra conservada, su transcripción y edición, así como la reconstrucción de gran parte de las piezas, de las que se conservan solamente las voces por separado y ni siquiera presentan las partes instrumentales. Esta circunstancia dificulta sin lugar a dudas la interpretación de la obra de Pujol, ya que supone no sólo un ingente trabajo sino también una gran responsabilidad para directores e intérpretes, ya que deben “rellenar” este vacío de acuerdo al estilo de la época y del propio compositor.
En fin, Joan Pau Pujol fue sin lugar a dudas un compositor de relevancia en la transición entre los siglos XVI y XVII en España. Diferentes circunstancias, como la falta de movilidad y la ausencia de publicación, dificultaron la difusión de sus obras a pesar de aparecer manuscritas en algunos de los volúmenes más importantes del período.
La falta de tradición musicológica de la que hemos adolecido en España durante mucho tiempo, además del temperamento tan característico de algunas instituciones, que tradicionalmente han infravalorado no sólo la cultura en general sino la relevancia de los creadores españoles, han impedido el reconocimiento que muchos de ellos merecen no sólo a nivel nacional sino también en la historia de la música occidental.
Por esta y por otras razones, es importante que aprendamos -y enseñemos- a valorar la importancia y calidad de nuestro patrimonio musical. Solamente de esta manera podremos asegurar su salvaguarda y difusión entre público informado y, lo que quizás sea más importante, su acercamiento al público general.
En esta línea se enmarca este proyecto de mediación musical a través del blog Musicados. Tengo la esperanza de que sea útil a todas aquellas personas que ya sientan inquietud por la música, pero también a quienes desean comenzar su acercamiento o simplemente experimentan una curiosidad puntual. Así pues, te agradezco la lectura de este artículo y te animo a darle difusión entre aquellas personas a quienes pueda interesar. Entre todos, aunque nos lleve tiempo, conseguiremos devolver la música al lugar que le corresponde y prestigiar de nuevo nuestro rico y considerable patrimonio histórico.
Por el camino, te deseo mucha música.
Bibliografía y fuentes recomendadas
Existen muy pocas fuentes de información acerca de la vida y la obra de Pujol que, además, sean accesibles online o estén fácilmente disponibles. Las principales entre aquellas que he utilizado son:
Fuentes digitales
Todas las fuentes consultadas entre el 12 y el 16 de junio de 2020:
- Joan Pau Pujol, por Emilio Ros-Fábregas en Oxford Music Online
- Gran Enciclopèdia Catalana, Joan Pau Pujol
- Gran Enciclopèdia de la Música, Joan Pau Pujol
- Centre de Documentación de l’orfei Catalá, Tresors del Palau, Mestres de Capella del Barroc, Manuscrits amb obras de Joan Pau Pujol
- Real Academia de la Historia, Joan Paul Pujol, por Josep Pavía i Simó
- CSIC, Resumen de la Tesis doctoral de Mariano Lambea, «Los villancicos de Joan Pau Pujol (1570-1626). Contribución al estudio del villancico en Cataluña»
- La Quinta de Mahler, Reseña del disco «Joan Pau Pujol. Missa Sexti Toni», por Andrés Ruiz Tarazona
- La Quinta de Mahler, Reseña del disco «Joan Pau Pujol. Procesión y Completas del Corpus Christi»
- Lauda Música, Libreto del disco «Joan Pau Pujol. Música para el Corpus»
- Vistes al mar, programa «Joan Pau Pujol, a l’origen del barco català»
- La entrada de Wikipedia en castellano sobre Joan Pau Pujol
- La entrada de Wikipedia en catalán sobre Joan Pau Pujol
- Radio Uned, «El Manierismo»
- Museo Once, «Basílica de Nuestra Señora del Pilar»
Discografía recomendada
No disponemos de un catálogo demasiado amplio con las grabaciones de las obras de Joan Pau Pujol. Puedes introducirte en su música gracias a los vídeos de Youtube que acompañan a este artículo y algunos otros que no he podido incluir, más por falta de «espacio» que por falta de entusiasmo. Si quieres disfrutar de este compositor de una manera más tradicional, puedes hacerlo gracias a estas maravillosas producciones.
Dedicadas exclusivamente a la música de Pujol:
- «Joan Pau Pujol. Procesión y Completas del Corpus Christi». La Grande Chapelle, Albert Recasens, director; Schola Antiqua, Juan Carlos Asensio, director.
- «Joan Pau Pujol. Missa Sexti Toni». Exaudi Nos, Joan Grimalt, director.
Dedicadas a la obra de varios compositores, entre ellos Joan Pau Pujol:
- «Maestros de capilla de la Catedral de Barcelona, s. XVII». Ed. La mà de Guido
- «Magnificat anima meum dominum. El canto a la Virgen María en el XVII español». Exaudi Nos, Joan Grimalt, director.
María Setuain Belzunegui. 2020 Licencia de Creative Commons Reconocimiento-No Comercial-Sin Obra Derivada 4.0 Internacional.
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¡Cuántas cosas por aprender!
No lo conocía, así que ha sido todo un descubrimiento.
Que pena que gran parte de su obra se haya perdido.
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Gracias, Cristina.
Hay un enorme patrimonio musical de altísima calidad que re-descubrir en España. Es una pena que haya permanecido olvidado durante tanto tiempo, pero poco a poco vamos tomando conciencia de la importancia de devolverlo al lugar que merece.
¡Gracias por comentar!
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